Osho

Capítulo 2: La confusión es mi método

PREGUNTA 1: ¿Cómo podemos morir?



No acumules nada, sea lo que sea: prestigio, poder, dinero, virtud, conocimiento, ni incluso las mal llamadas experiencias espirituales.

No acumules. Si no acumulas estarás dispuesto a morir a cada instante porque no tendrás nada que perder. El miedo a la muerte no es realmente el miedo a la muerte. El miedo a la muerte nace del acumular en la vida. Entonces tienes mucho que perder y te aferras a ello. Ese es el significado del dicho de Jesús, «Bienaventurados los pobres de espíritu».

No te digo que te conviertas en un mendigo, ni quiero decir con esto que renuncies al mundo. Quiero decir que estés en el mundo, pero que no pertenezcas al mundo. No acumules en tú interior; sé pobre de espíritu. Nunca poseas nada y entonces estarás listo para morir. La posesividad es el problema, no la vida en sí. Cuanto más posees, más miedo tienes de perderlo. Si no posees nada, si tu pureza, tu espíritu, no están contaminados por nada, si simplemente estás solo, puedes desaparecer en cualquier instante. En cualquier momento en que la muerte llame a la puerta te encontrará dispuesto. No pierdes nada. Al irte con la muerte no te conviertes en un perdedor. Te estarás adentrando en una nueva experiencia.

Y cuando te digo, que no acumules, lo digo como una exigencia absoluta. No te digo que no acumules cosas de este mundo, pero que sí sigas acumulando virtud, sabiduría y eso que llamas experiencias espirituales, visiones. No; Estoy hablando en términos absolutos: no acumules. Hay gente, particularmente en Oriente, que enseña la renunciación. Te dicen, «No acumules nada de este mundo porque todo te será arrebatado cuando mueras». Esa gente es básicamente más codiciosa que la gente corriente. Su lógica es: no acumules nada en este mundo porque la muerte te lo arrebatará. Acumula pues, eso que la muerte no puede arrebatarte. Acumula virtud, punya, acumula personalidad, moralidad, conocimiento; acu¬mula experiencias, experiencias espirituales, experiencias de la kundalini, de la meditación, de esto y de lo otro; acumula algo que la muerte no pueda llevarse.

Pero si acumulas, con el acumular se introduce el miedo. Al acumular, el miedo se introduce en la misma proporción... entonces te asustas. No acumules y el miedo desaparecerá. No te estoy enseñando renunciación en el sentido clásico. Mi sanyas es un concepto absolutamente nuevo. Te enseña a permanecer en el mundo sin pertenecer a él. Entonces siempre estás dispuesto.

Oí de un gran místico sufí, Abraham Adam. Una vez fue el emperador de Bokara. Luego lo dejó todo y se convirtió en un mendigo sufí. Mientras estaba con otro místico sufí se sentía perplejo porque aquel hombre cada día se quejaba de su pobreza.

Abraham Adam le dijo, «Por la forma en que abusas de ella, puede que hayas adquirido tu pobreza a bajo costo». «¡Qué estúpido eres!, le contestó el hombre sin saber con quien estaba hablando, sin saber que Abraham había sido una vez el emperador. Le dijo, «Qué estúpido eres al creer que la pobreza se compra».

Abraham le replicó, «En mi caso, pagué con mi reino por ella. Hubiera dado incluso cientos de mundos por un solo instante de ella porque cada día su valor se incrementa para mí. No te maravilles de que yo dé gracias por ella mientras tú te lamentas».

La pureza de espíritu es la verdadera pobreza. La palabra «sufí» proviene de la palabra arábiga "safa". «Safa» significa pureza. «Sufí» significa uno que es puro de corazón.

¿Y qué es pureza? No me malentiendas, pureza no tiene nada que ver con moralidad. No me interpretes de un modo moralista. La pureza no tiene nada que ver con los puritanos. La pureza sencillamente quiere decir un estado de mente no contaminado, cuando sólo tu consciencia existe y nada más. No hay nada más que penetre realmente en tu consciencia. Pero si tú anhelas poseer, este anhelo te contamina. El oro no puede entrar en tu consciencia. No puede. El dinero no puede penetrar en tu consciencia, pero si tú anhelas poseer, esa posesividad sí puede entrar en tu consciencia. Entonces te vuelves impuro. Si no deseas poseer nada, te vuelves intrépido. Entonces incluso la muerte es una hermosa experiencia que hay que atravesar.

Un hombre que es realmente espiritual tiene tremendas experiencias, pero nunca las acumula. Una vez le suceden, las olvida. Nunca las recuerda, nunca las proyecta en el futuro. Nunca suspira: porque se repitan o porque le sucedan de nuevo. Nunca reza por ellas. Una vez le suceden, le han sucedido. ¡Se acabó! Ha acabado con ellas y se aleja de ellas. Está asequible a lo nuevo, nunca acarrea con lo viejo.

Y si no acarreas con lo viejo, descubrirás la vida como algo absolutamente nuevo, increíble, inexplicablemente nuevo, a cada paso que des. La vida es novedad, solamente la mente es caduca, y si miras a través de la mente, también la vida te parecerá una repetición, algo aburrido. Si no miras a través de la mente... La mente quiere decir tu pasado, la mente significa tus experiencias acumuladas, el conocimiento que posees. La mente significa eso por lo que has pasado, pero a lo que aún estás aferrado. La mente es un apego, polvo del pasado que cubre tu consciencia especular. Si entonces miras a través de ella, todo se distorsiona. La mente es la facultad de distorsionar. Si no miras a través de la mente sabrás lo que es la vida eterna. Sólo la mente muere. Sin la mente, tú eres inmortal. Sin la mente nada ha muerto nunca, la vida sigue y sigue para siempre. No tiene ni principio ni final.

Acumula y entonces tendrás un principio y tendrás un final.

¿Cómo prepararte para la muerte... ? Cuando te digo que te prepares para la muerte no me refiero a que te prepares para la muerte que llegará al final. Esa está muy lejos. Si te preparas para ella te estarás preparando para el futuro y de nuevo la mente se entrometerá. No, cuando te digo que te prepares para morir, no me refiero a esa muerte qué llegará al final. Me refiero a la muerte que te visita a cada instante; con cada exhalación, Acepta esa muerte a cada instante y entonces estás listo para aceptar la muerte final cuando se presente.

Empieza a morir a cada instante al pasado. Límpiate del pasado a cada instante. Muere a lo conocido para que así seas asequible a lo desconocido. Al morir y al renacer a cada instante serás capaz de vivir la vida y también serás capaz de vivir la muerte.

Y de eso es de lo que trata la espiritualidad. De vivir la muerte intensamente, de vivir la vida con intensidad, de vivir ambos tan apasionadamente que nada quede atrás sin ser vivido, ni incluso la muerte. Si vives la vida y la muerte plenamente, los trasciendes. En esa tremenda pasión e intensidad de vida y muerte, trasciendes la dualidad, trasciendes la dicotomía, llegas al Uno. Ese Uno es realmente la Verdad. Puedes llamarlo Dios, puedes llamarlo Vida, puedes llamarlo Verdad, Samadhi, Extasis o lo que quieras.



PREGUNTA 2: A veces parece que tratas de confundirnos respecto al amor y a la meditación. A veces resaltas la futilidad extrema del amor, pero en otras ocasiones te refieres a la meditación como a algo inútil. Y a veces dices que las dos cosas, amor y meditación, son las vías fundamentales para la Iluminación.



El que pregunta dice, «A veces parece que tratas de confundirnos». No, no me has escuchado con atención. Siempre te estoy confundiendo, no solamente en ocasiones. La confusión, es mi método.

Lo que estoy tratando de hacer al confundirte es desarraigarte de tu mente. Me gustaría que no tuvieras ninguna raíz arraigada en la mente, en el nombre del amor, en el nombre de la meditación o en el nombre de Dios. Tu mente es muy astuta. Puede arraigar en lo que sea. Puede arraigar en el amor, en la meditación. En el instante en que percibo que tu mente se asienta en lo que sea, de inmediato he de arrancarte de eso. Todo mi esfuerzo es crear un estado de no-mente en ti. No estoy aquí para convencerte de nada. No estoy aquí para darte dogma alguno, ni un credo con el que vivir. Estoy aquí para arrebatarte todos los credos porque solamente entonces podrá la vida suceder en ti. No te vaya dar nada sobre lo que puedas vivir. Simplemente te estoy quitando todos los apoyos, todas las muletas.

La mente es muy inteligente. Si dices, «Abandona el dinero», la mente dice, «De acuerdo. ¿Puedo aferrarme a la meditación?» Si le dices a la mente, «Renuncia al mundo», la mente te dirá, «De acuerdo. ¿Puedo tener experiencias espirituales?» Si dices, «Renuncia al mundo», la mente te dirá, «Puedo renunciar al mundo, pero me aferraré a la idea de Dios».

Y no hay una mayor barrera hasta Dios que la idea de Dios,

La palabra «Dios» se ha convertido en la mayor barrera, la creencia en Dios se ha convertido en la bandera más grande. Si deseas llegar a Dios, has de desprenderte de toda idea sobre Dios, de todas las creencias sobre Dios, sean hindúes, cristianas o musulmanas. Has de permanecer absolutamente en silencio, sin aferrarte, sin saber. En esta profunda ignorancia, Dios se te revela. Solamente en esta profunda ignorancia.

Mi esfuerzo es totalmente distinto de tu esfuerzo. Lo que tú estás haciendo aquí es diametralmente opuesto a lo que yo estoy haciendo aquí. Mi esfuerzo es cómo crear una profunda ignorancia en ti; por eso he de confundirte. Siempre que veo que acumulas cierto conocimiento, inmediatamente salto sobre él y lo destruyo. Poco a poco aprenderás, estando cerca de mí te verás obligado a aprender que es inútil acumular porque este hombre no te va a dejar en paz. Si te aferras a algo, él te lo va a quitar. Así qué, ¿por qué aferrarse? Un día simplemente me escucharás, sin aferrarte, sin construirte con ello ninguna creencia, sin crear una filosofía, sin crear a partir de ello una teología; Simplemente escuchando como escuchas a los pájaros, como escuchas al viento silbando entre los pinos, como escuchas al río dirigiéndose hacia el océano, como escuchas el bramido salvaje de las olas del océano. Entonces no crearás una filosofía. Simplemente escucharás.

Deja que yo sea el océano salvaje rugiendo ante ti, o el viento que silba entre los árboles, o los pájaros cantando por la mañana. No soy un filósofo, no te estoy impartiendo conocimiento alguno. Te estoy tratando de indicar algo que está más allá de todo conocimiento.

Por eso, en el instante en que veo que estás asintiendo, en el momento en que veo que dices, «Sí, esto es así», en el instante en que veo que estás acumulando algo, inmediatamen¬te me lanzó sobre ello y lo contradigo para confundirte. La confusión es mi método. Lo voy a estar haciendo en todo momento. No te voy a dejar descansar a menos que abandones todo esfuerzo por filosofar, a menos que empieces a escucharme sin mente, por puro placer de escucharme tal y como escuchas música. Cuando me empieces a escuchar así entonces nunca te sentirás confundido. Te sientes confundido porque tratas de aferrarte a algo, y al paso siguiente yo lo destruyo. Te sientes confundido. Estabas construyéndote una casa y una y otra vez voy yo y te la destruyo.

De hecho, tú mismo estás creando tu confusión. No levantes esa casa y entonces no tendré que destruírtela. Si la creas, la voy a derribar. Si dejas de levantar casas, casas de naipes, si dejas de edificar casas, si dices, «Este hombre vendrá y me la destruirá», si simplemente esperas y escuchas y no te preocupas por hacer una casa en la que vivir; entonces no podré confundirte. Y el día en que no sea capaz de confundirte, será un día de gran regocijo para ti porque en ese mismo momento serás capaz de entenderme, no mediante el intelecto, sino mediante tu ser. Será una comunión, no una comunicación. Será una transferencia de energía, no de palabras. Habrás entrado en mi casa.

No te voy a permitir que levantes casa alguna porque se convertirá en una barrera. Entonces empezarás a vivir en esa casa y yo estoy tratando de que entres en mi casa. Jesús les dijo a sus discípulos, «En la casa de mi Dios hay muchas mansiones». Yo también te digo, «Te estoy llevando en un viaje en el que un gran palacio te está esperando». Pero te veo construyendo casas junto a la carretera y he de destruírtelas, si no, nunca alcanzarás la nieta. Empiezas a rendir culto a cualquier cosa. Tienes tanta prisa, estás tan impaciente que, diga lo que te diga, simplemente te agarras a ello.

No voy a permitir que esto suceda. Mantente pues alerta. Si te mantienes alerta no habrá necesidad de que te confunda. En realidad, si estás alerta, haga lo que haga no podré confundirte. El día en que puedas decir, «Ahora, Osho, no puedes confundirme. Digas lo que digas, escucharé, me regocijaré en ello, pero no formularé conceptualizaciones», será el día en que dejaré de confundirte. Hasta entonces voy a confundirte una y otra vez.



PREGUNTA 3: Ya que el sexo guarda estrecha relación con la muerte, ¿cuál es el significado del celibato espontáneo?



El sexo guarda una relación más estrecha con el nacimiento que con la muerte. El nacer surge del sexo. El nacer es un fenómeno sexual. Por supuesto que el sexo también está relacionado con la muerte, pero como subproducto. Debido a que el nacer proviene del sexo, la muerte también provendrá del sexo. De ahí que en Oriente haya surgido la estúpida idea de que si permaneces como brahmachari, si trasciendes el sexo, nunca morirás. Te convertirás en inmortal. Eso es una tontería porque la muerte no es algo que vaya a suceder en el futuro, sino que está sucediendo ya al nacer. No puedes evitarlo. Puedes excederte en el sexo o puedes excederte en el celibato; esto no constituirá diferencia alguna.

Mulla Nasrudin había cumplido su centenario y unos periodistas habían acudido a entrevistarle. El era el primero en su ciudad en haber llegado a los cien años. Le preguntaron que como había llegado a esa edad centenaria.

El contestó, «Nunca he probado el vino; nunca he estado interesado en las mujeres. Esa debe de ser la razón».

Acto seguido se oyó algo caer en la habitación de al lado con gran estrépito y se armó un gran revuelo. Los periodistas se alarmaron y dijeron, «¿Qué ha sido eso?»

Mulla dijo, «debe de haber sido mi padre. Parece que está persiguiendo de nuevo a la sirvienta y que otra vez está borracho».

El viejo debía de haber cumplido los ciento veinticinco. Mulla había dicho, «He llegado a esta edad debido al celibato ya que nunca he probado el vino. He permanecido alejado de las mujeres», pero ahí estaba su padre. Borracho persiguiendo y tratando de dar alcance a una mujer.

La muerte ya había sucedido en el momento en que te encarnaste en el cuerpo. En el instante en que entraste en el vientre, la muerte ya había sucedido. Tu reloj, el reloj de tu vida solamente puede marcar setenta, ochenta años, depende de cientos de factores. Pero tu reloj solamente puede llegar hasta ahí. No importa cómo vivas tu vida. La muerte llegará. La muerte no puede evitarse.

El que pregunta dice, «Ya que el sexo guarda estrecha relación con la muerte, ¿cuál es el significado del celibato espontáneo?

Lo primero es que el nacimiento y la muerte están ambos relacionados con el sexo, pero con sólo ser célibe no vas a trascenderlos. La muerte ya ha sucedido cuando naces, no hay forma de trascenderla. Es una certeza porque de hecho ya ha sucedido. Solamente es cuestión de que el tiempo corra. Estás corriendo hacia ella a cada momento.

Por eso, no trates de ser célibe solamente para evitar la muerte porque eso es, de nuevo, miedo. La gente que trata de ser célibe tiene miedo a la muerte y uno que tiene miedo a la muerte nunca podrá conocer lo que es la muerte, nunca podrá conocer aquello que no muere. No temas pues.

Y el celibato solamente puede ser espontáneo. Tú preguntas: «¿Cuál es el significado del celibato espontá¬neo?» El celibato solamente puede ser espontáneo. No hay otra clase de celibato. Si no es espontáneo, no es celibato Puedes forzado, puedes controlar tu sexualidad, pero eso no te va a ayudar. No serás célibe, tan sólo serás más y más sexual. El sexo se esparcirá por todo tu ser. Se convertirá en parte de tu inconsciente. Aparecerá en tus sueños, se convertirá en el motivo de tus sueños, se convertirá en pura fantasía. De hecho te volverás más sexual que antes. Pensarás más en ello y tendrás que reprimirlo una y otra vez. Y todo aquello que se reprime ha de reprimirse continuamente porque la victoria nunca será completa. No hay forma de destruir el sexo por la fuerza, mediante la violencia. No hay forma de controlarlo y someterlo. La gente que lo ha intentado ha convertido al mundo en pornográfico. Tus mal llamados santos tienen una mente pornográfica. Si se pudiera abrir una ventana o un agujero en sus cabezas, podrías ver únicamente sexo, pornografía. Ha de ser así. Es natural. Nunca fuerces el celibato en ti. Trata de entender lo que es la sexualidad, profundiza en ella. Tiene una tremenda belleza que le es propia. Es uno de los misterios más profundos de la vida. La vida surge de ella; ha de ser un gran misterio. El sexo no es pecado; el reprimir es pecado. El sexo es algo muy natural, muy espontáneo. No has de hacer nada para que venga, es innato, es parte de tu ser. No lo condenes, no lo juzgues, no le temas, no luches con él. Simplemente sumérgete en él cada vez más, más meditativamente. Déjalo que surja en un silencio tal, en tan profunda aceptación que puedas conocer su mismísimo centro. En el instante en que penetres el corazón mismo del orgasmo sexual descubrirás que el sexo va perdiendo su atractivo para ti, que tu energía va ascendiendo a un plano más elevado, que te vas volviendo más tierno y menos sexual. Y eso sucede espontáneamente.

No te estoy diciendo que te vuelvas más tierno. Te estoy diciendo que si te sumerges en las profundidades del misterio del sexo, el amor brotará espontáneamente. Te volverás más amoroso y la sexualidad irá desapareciendo poco a poco. Y un día solamente habrá una pura llama de amor; todo el humo del sexo habrá desaparecido. La cruda energía sexual se habrá transformado en un perfume más sutil: el perfume del amor.

Sumérgete entonces en el amor. Si te sumerges en el amor, llegarás de nuevo a su centro y en ese instante surgirá la oración. Eso también sucede de forma espontánea. En el sexo te ocupas más del cuerpo; en el amor estás implicado con la psique; en la oración, repentinamente, te ocupas del alma. Esas son las tres posibilidades ocultas en la semilla del sexo. Y cuando el sexo ha desaparecido dentro del amor, y cuando el amor ha desaparecido en la oración, surge el celibato espontáneo.

La palabra india que lo define es muy bella. Es brahma¬charya. Literalmente significa «Vivir como un Dios», Brahmacharya significa vivir como un Dios. Toda la energía es pura oración, toda la energía es pura gracia, gratitud, dicha. Uno se vuelve absolutamente divino.

Pero no te estoy diciendo que el sexo no sea divino. Es iel semilla. El amor es el árbol; la oración es la flor. La oración surge de la energía sexual. Has de sentirte muy agradecido hacia ella, has de respetarla. Se debería respetar el sexo porque todo sucede a través de él. La vida ha surgido a su través, la muerte vendrá por él, la oración y Dios surgirán de él. El sexo lleva la impronta de tu destino. Para mí, el sexo no es solamente sexo. El sexo lo es todo.

Por eso, si desde el comienzo adoptas una actitud contraria, estarás perdiéndote todo el viaje que es la vida y te verás envuelto en una lucha que no conduce a ninguna parte; te verás envuelto en una lucha en la cual tu derrota es segura. No puedes derrotar tu energía sexual porque en la energía sexual está Dios escondido, en la energía sexual la oración y el amor están escondidos. ¿Cómo puedes derrotarla? Eres muy pequeño y la energía sexual es universal La Existencia entera está plena de energía sexual.

Pero la palabra «sexo» ha sido muy condenada. Ha de ser recuperada del fango. Ha de ser limpiada. Se ha de construir un templo a su alrededor. Y recuerda el celibato solamente puede ser espontáneo, no hay otra clase de celibato, no es controlar, no es una disciplina; es una tremenda comprensión de tus energías y de tus posibilidades.



PREGUNTA 4: Dijiste que nadie debería dictarte lo que has de hacer en tu vida. ¿Cómo encaja esto con el estar asequible y el entregarse a ti?



En primer lugar, yo soy un «nadie» (*).

* N. del T. Juego de palabras; en ingles: En el original "Yo no soy nadie" o lit. "Yo soy un nadie" Escucha ahora la pregunta de nuevo.

«Dijiste que nadie debería dictarte lo que has de hacer con tu vida».

No te entregues a mí porque yo te lo este dictando, pero si tú sientes que te has de entregar, ¿qué puedo hacer yo? Si sientes que te has de entregar, ese es tu sentir. Si soy yo el que te está dictando que te entregues a mí, no me escuches, pero si es tu corazón el que te lo está diciendo entonces ¿que vas a hacer? Si te digo que permanezcas asequible a mí, no me escuches, pero si de tu propia comprensión surge el «Sé asequible a este hombre», entonces hazlo.

Y aquí no hay nadie. Si me miras en mi interior no descubrirás a nadie. La casa está vacía, todo el espacio es tuyo; todo para que preguntes. Soy puro espacio. El hombre que ves sentado aquí en la silla murió hace ya mucho tiempo. No hay entidad alguna que te esté dictando nada.

La noche anterior una «buscadora» estaba diciendo, «Me gustaría hacer lo que otros sanyasins están haciendo, pero no puedo entregarme. No puedo perder mi libertad. He vivido muchas reclusiones desde mi infancia, he vivido bajo muchas disciplinas. Ahora me asusta el que pueda implicarme en otro encierro». Le dije, «No te preocupes. Te otorgo la libertad, la libertad absoluta». Sanyas es libertad. Si lo entiendes debidamente es absoluta libertad.

Y la mujer entendió el porqué cuando le dije, «Ahora te sientes temerosa de verte atrapada en otra trampa, pero ¿te das cuenta de que, en sí, tu ego puede convertirse en la trampa, en la mayor de todas?» Has vivido en muchas otras reclusiones y a todas las has visto como encierros, pero tu propio ego puede convertirse en la cárcel. Cuando te entregas a alguien que no, es nadie, él no puede encarcelarte y el peligro mismo de que el ego se convierta en tu prisión también desaparece. Cuando te entregas a mí, realmente no te estás entregando a mí porque yo no estoy aquí. Y yo no estoy disfrutando en absoluto con tu entrega. Tanto si te entregas como si no, para mí no hay diferencia. De hecho, cuando te entregas, te entregas a ti misma. No te entregas a mí. Simplemente entregas tu ego. Solamente soy un artilugio, una excusa. Sería difícil para ti el ir y entregarte al río, o al cielo o a las estrellas. Sería muy difícil para ti y te parecería un poco ridículo. Por eso pretendo estar aquí tan sólo para ayudarte, de modo que no te sientas ridícula. Puedes depositar aquí tu ego. No hay nadie para recibirlo y nadie se alegrará por ello; pero sirve de ayuda.

Buda solía llamar a estas cosas, artilugios, upaya. Es solamente una upaya, una estratagema para ayudar a aquellos que no pueden decapitar sus egos a menos que encuentren unos pies donde ponerlo. Te dejo mis pies para que lo hagas, pero dentro de mí no hay nadie.



PREGUNTA 5: ¿Por qué nos das esos títulos religiosos? Parecen absurdos. Fuera del ashram los indios rara vez me llaman swami con una expresión seria.



Tú debes estar suspirando por ello. No te he puesto swami para que seas un swami para los demás. La palabra swami, significa «señor». No anheles que los demás te llamen señor. Te he puesto swami únicamente para señalarte tu camino, para que te conviertas en el señor de ti mismo. No es para que los demás sean tus esclavos; solamente es para hacer de ti un amo. La palabra "swami" apunta hacia el ser amo de uno mismo. No te sientas pues frustrado si nadie te llama swami. En realidad si alguien te llama swami mantente alerta, porque hay peligro. Puedes que empieces a pensar que eres un swami. Puede que empieces a pensar que eres algún santón o algo así: No alimentes esas tonterías. No estoy aquí para santificarte o consagrarte o lo que sea. Preguntas que porqué os doy esos títulos religiosos, pues parecen absurdos. Lo son. Realmente mi intención es ridiculizaros tanto, hasta tal punto, que los demás se rían de vosotros y que tú te puedas reír de ti mismo. Ese es el truco.

Y también te llamo swami por otra razón. Os doy esos títulos religiosos porque para mí lo profáno y lo sagrado no son dos cosas separadas. Lo profano es sagrado, lo ordinario es extraordinario y lo natural es sobrenatural.

Dios no está en alguna parte alejado del mundo. Dios está en el mundo, inmanente... Esa es mi visión... que todo es divino tal y como es. El antiguo concepto de hombre religioso es el de aquél que está en contra de la vida. El condena esta vida, esta vida corriente; él la llama mundana, profana, ilusoria. El la censura. Yo estoy tan profundamente enamorado de esta vida que no puedo denostarla. Estoy aquí para resaltar mi amor por ella.

Cuando os doy esos títulos religiosos no os estoy haciendo en modo alguno superiores a los demás. No alimentéis ideas de «más santo que tú», no deis sostén a ideas de esta clase. Eso es estúpido.

Te doy esas ropas de color naranja. Esas ropas han sido usadas desde hace siglos para un propósito específico, para establecer la demarcación entre la vida religiosa y la vida ordinaria. Yo quiero disolver esas diferencias. Por eso te doy esas ropas y no te aparto de la vida.

Vivirás en la vida corriente, trabajarás en la vida corriente, caminarás por la vida corriente. Estarás en el mercado, estarás en la tienda o en la fábrica, o serás un obrero, un médico o un ingeniero. No te estoy convirtiendo de ninguna manera en alguien especial, porque este mismo deseo de ser alguien especial es irreligioso. Y te he dado esas ropas para destruir esa, idea por completo. Por eso es que los tradicionales sanyasins están tan en contra mía. Estoy destruyendo su superioridad. Antes o después dejará de haber distinciones. Mis swamis están aumentando en número de forma tan rápida que los swamis tradicionales se perderán en la selva de mis swamis. Y la gente no sabrá quién es quién. Ese es el propósito oculto. Quiero convertir la vida religiosa en vida corriente porque esta es la única vida que existe. Todo lo demás es una fantasía del ego. Y esta vida es tan hermosa que no hay necesidad de crear otra vida superior a ella.

Sumérgete en sus profundidades, adéntrate en ellas y nuevas honduras te serán reveladas. Esta vida corriente contiene tremendas posibilidades. Por eso no quiero que te vuelvas religioso del modo en que los demás no son religiosos. Quiero que abandones toda distinción entre profano y sagrado, entre lo santo y lo impío. Esta es una gran revolución. Puede que no te estés ni dando cuenta de que está llevándose a cabo.

Y si los tradicionalistas están en mi contra, los entiendo. Estoy acabando con su actitud de «Soy más santo que tú».

Por eso he escogido el color naranja. Esa ha sido la vestimenta tradicional de los sanyasins. Pero solamente he escogido el vestido, no otra cosa, no hay nada de la disciplina tradicional. Únicamente hay consciencia, un amor por la vida, un respeto por la vida, una reverencia por la vida. Te he dado las ropas naranja, pero el día en que vea que la distinción tradicional ha sido destruida, te liberaré de esas ropas de color naranja. Entonces no habrá necesidad. Pero llevará un tiempo porque esta distinción la han ido creando durante siglos. No puedes ni imaginarte lo que está sucediendo. Cuando un sanyasin vestido de naranja camina por la calle con su compañera, no te puedes ni imaginar lo que está ocurriendo. Nunca antes había sucedido, en la India; ni en diez mil años. La gente no puede creerlo, ¿y tú esperas que ellos te llamen swami? ¡Ya es suficiente con que no te maten! Estás destruyendo toda su tradición. Un sanyasin siempre fue uno que nunca miró a las mujeres. Tocarlas era impensable ¡y el darse la mano, imposible! Eso era suficiente para que fuera lanzado al infierno.

He hecho de ti una clase totalmente nueva de sanyasin. Es un neosanyas. Y tras todo lo que estoy haciendo hay un método, te des cuenta o no. Quiero acabar con toda la actitud tradicionalista. La vida debería ser religiosa y la religión no debería tener vida alguna. La distinción entre el mercado y el monasterio no debiera existir: El monasterio debería estar en el mercado. La dimensión divina debería formar parte de la vida cotidiana.

Alguien le preguntó a Bokuju, «¿Qué sueles hacer? ¿Cuál es tu disciplina religiosa?»

El contestó, «Vivo una existencia corriente. Esa es mi disciplina. Cuando tengo hambre, como; cuando tengo sueño, duermo».

Sí, así es exactamente como debería ser.

El que preguntaba se quedó asombrado. Dijo, «Pero no veo nada de especial en eso».

Bokuju contestó, «Esa es la clave. No hay nada de especial».

Todo anhelo por lo especial pertenece al ego.

El que preguntaba estaba aún asombrado. Le dijo, «Pero eso es lo que todo el mundo está haciendo. Cuando se está hambriento, se come; cuando se tiene sueño se duerme».

Bokuju se rió. Le dijo, «No, cuando tú comes haces al mismo tiempo mil y una cosas. Piensas, sueñas, imaginas, recuerdas. No estás solamente comiendo. Cuando yo como, sólo como. No existe nada más que el comer. Es puro. Cuando tú duermes haces además mil y una cosas. Sueñas, peleas, tienes pesadillas. Cuando yo duermo, sólo duermo y nada más. Cuando se presenta el sueño, sólo hay sueño. Ni Bokuju existe. Cuando se presenta el comer, sólo existe el comer. Ni Bokuju existe. Cuándo se camina, sólo hay el caminar. Bokuju no está. Solamente existe el caminar, simplemente el caminar».

Así es como me gustaría que fueras. Sé corriente, pero aporta una cualidad de consciencia a tu vida corriente. Lleva a Dios a fu vida corriente; introduce a Dios en tu vida corriente. Duerme, come, ama, reza, medita, pero no creas que estás haciendo algo especial. Y así tú serás especial. Un hombre que está dispuesto a vivir una vida corriente es un hombre extraordinario porque ser extraordinario, el desear ser extraordinario, es un deseo muy ordinario. Relajarse y ser ordinario es realmente extraordinario.



PREGUNTA 6: ¿Por qué es esta vida, que no tiene ni principio ni final, tan misteriosa? Explícalo, por favor.



Ahora no soy solamente yo el que doy absurdas respuestas sino que tú has empezado a plantear preguntas absurdas. ¿Por qué es esta vida tan misteriosa? ¿Cómo lo voy a saber? ¡Es así! Es un hecho, no estoy hablando de teorías, no te estoy diciendo que es una teoría mía el que la vida sea un misterio. Si así fuera entonces podrías preguntar por qué. Simplemente es así. Los árboles son verdes. Tú preguntas por qué. Los árboles son verdes porque son verdes. No hay un por qué.

Si pudieras preguntar el por qué y la pregunta se pudiera contestar entonces la vida no sería un misterio. Si puedes contestar el por qué, entonces la vida deja de ser un misterio. La vida es un misterio al no haber un por qué.

«¿Por qué es esta vida, que no tiene ni principio ni final, tan misteriosa? Explícalo, por favor».

Ahora "me haces sentir culpable como si yo fuera el responsable de que la vida no tenga ni principio ni final. Estoy perfectamente de acuerdo contigo en que debería tenerlo, pero ¿qué vamos a hacer? No tiene ni principio ni final.

Oí una vez.

Mulla Nasrudin le estaba diciendo a uno de sus discípulos que la vida es como una mujer. Yo me quedé sorprendido así que me puse a escuchar con atención lo que estaba diciendo.

El decía, «El hombre que dice que comprende a las mujeres está fanfarroneando. El hombre que piensa que las entiende es un ingenuo. El hombre que pretende que las entiende miente. El hombre que quiere entenderlas es un iluso. Por otra parte el hombre que no dice que las entiende, que no cree entenderlas, que no pretende entenderías, que ni tan sólo desea comprenderlas, ¡él las comprende!»

Y así es como también es la vida. La vida es una mujer. Trata de entender la vida y te verás envuelto en un lío. Olvídate de entenderla. Sencillamente vívela y la entenderás. La compren¬sión no será intelectual, teórica. La comprensión será total. La comprensión no será verbal, será no verbal. Eso es lo que queremos decir cuando decimos que la vida es un misterio. Puede ser vivida, pero no resuelta.

Puedes conocer lo que es, pero no puedes decir lo que es. Ese es el significado de «misterio». Cuando decimos que la vida es un misterio, estamos diciendo que la vida no es un problema. Un problema puede ser resuelto. Un misterio es eso que no puede ser resuelto. Lleva su indisolubilidad impresa. Y es bueno que la vida no pueda ser resuelta, si no ¿qué harías? Simplemente piénsalo. Si la vida no fuera un misterio y alguien llegara y te la explicara, ¿qué harías? No quedaría nada que hacer más que suicidarse. Incluso eso carecería de sentido. La vida es un misterio. Cuanto más sabes de ella, más bella es. Llega un momento en que, de repente, empiezas a vivida, empiezas a fluir con ella. Una relación orgásmica evoluciona entre tú y la vida, pero tú no puedes imaginarte qué es lo que es. Esa es su belleza, esa es su infinita profundidad.

Y es verdad; no hay ni principio ni final. ¿Cómo puede haber un comienzo para la vida y un final para la vida? Un comienzo significaría que algo surgió de la nada y un final significaría que algo que estaba allí desapareció en la nada. Eso sería un misterio aun mayor. Cuando decimos que la vida no tiene un principio queremos decir que la vida siempre ha estado ahí, ¿Cómo va a tener un principio? ¿Puedes trazar una línea y decir que desde ese momento la vida empezó tal y como los teólogos cristianos solían decir? Cuatro mil años antes de Cristo dicen la vida empezó un determinado lunes. Desde luego que debe haber sido por la mañana, pero ¿cómo vas a, decir era un lunes si antes no había un domingo? ¿Y cómo puedes decir que era por la mañana si la noche anterior no existía? Piensa en ello.

No, no puedes trazar una línea, es una tontería. No es posible trazar una línea porque incluso para trazar una línea se requiere de algo. Se necesita algo que ya esté allí; si no, no se puede trazar. Puedes trazar una línea si existen dos cosas, pero si sólo existe una cosa ¿cómo vas a marcar una línea? La valla alrededor de tu casa es posible porque tienes un vecino. Si no existiera el vecino, si no hubiera nada más allá de la valla, la valla no existiría. Piensa en ello. Si no hay absolutamente nada más allá de tu valla, tu valla desaparecerá en la nada. ¿Cómo va a poder existir? Se necesita algo más allá de la valla para sostenerla.

Si la vida comenzó un determinado lunes, se necesita un domingo que lo preceda; si no, el lunes se desmoronará, caerá y desaparecerá. Y de la misma forma no hay posibilidad alguna de un final. La vida es la vida simplemente, es ha sido y será. Es eternidad.

Y no empieces a pensar en ello. Sino, te la perderás porque todo el tiempo que desperdicias pensando en eso, es pura pérdida. Emplea ese tiempo, emplea ese espacio, emplea esa energía para vivirla.



PREGUNTA 7: ¿Por qué prefieres llamar a la meditación «el arte de morir» en vez del «arte de crecer»?



Porque sé que a tu ego le gustaría mucho que la llamase «el arte de crecer». El arte de morir es como un shock.

Deja que te cuente una anécdota.

"Un día Mulla Nasrudin vio a una multitud congregada en torno al pozo de la ciudad. Un sacerdote musulmán con un enorme turbante en su cabeza había ido al pozo y gritaba en demanda de ayuda. La gente, inclinada sobre el pozo, le decía, «Denos la mano, reverendo, denos la mano». Pero el sacerdote no prestaba atención a su ofrecimiento. Seguía agitándose en el agua y pidiendo auxilio.

Finalmente Mulla Nasrudin se acercó y dijo, « Dejadme a mí!» Tendió su mano hacía el sacerdote y le gritó, «¡Tome mi mano!» El sacerdote se agarró a la mano de Mulla y así fue sacado del pozo.

La gente estaba muy sorprendida y le preguntó a Mulla, por el secreto de esta estrategia. «Es muy sencillo», dijo él, «Conozco a este avaro y sé que no da nada a nadie, ni tan siquiera su mano. Sabía que era tan tacaño que no daba su mano a nadie, por eso en vez de decir «¡Deme su mano!» le dijo «¡Tome mi mano, reverendo¡" Y desde luego que la cogió"

Sé que te gustaría que lo llamara «el arte de crecer" así tu ego se sentiría perfectamente a gusto. «Como es una cuestión de crecer voy a seguir aquí y crecer". Eso es lo que siempre desea el ego.

A sabiendas, lo he llamado «el arte de morir». La meditación es el arte de morir. Entonces tu ego se conmocionará.

Y también es cierto que es el arte de morir porque tu ego no crecerá; tu ego morirá con la meditación. Esas son las dos únicas posibilidades: o bien tu ego sigue creciendo, volviéndose más fuerte, o desaparece. Si tu ego sigue creciendo y se vuelve más y más fuerte, tú te vas enfangando más y más, te vas encadenando más y más en su prisión. Te sofocarás. Toda tu vida se convertirá en un infierno.

El crecimiento del ego es el crecimiento de un cáncer. Es como el cáncer: te mata. La meditación no es el crecimiento del ego; es la muerte del ego.



PREGUNTA 8: Cuanto más hablas de la muerte, mayor es mi deseo por la vida. Me he dado cuenta de que en realidad no he vivido. Aunque comprendo que la vida y la muerte van de la mano hay una ansia en mí que pide, que grita por la vida, por el amor y por la intensidad apasionada. He descubierto que me angustia el pensar que he de entregar mis deseos no satisfechos aún. ¿Puede uno entregar aquello que nunca ha tenido? Siento que retornaría solamente al cuerpo de nuevo. Sea o no ilusión, he de admitir para sorpresa mía que aún tengo deseos y que nunca he sentido esa necesidad.



Cuando digo «morir» quiero decir: vive intensamente. En realidad quiero decir: vive apasionadamente. ¿Cómo vas a morir a menos que hayas vivido plenamente? En la vída plena se encuentra la muerte y esa muerte es hermosa. En una vida intensa, apasionada, la muerte llega espontáneamente como un silencio; como un gozo profundo. Cuando digo «morir» no estoy diciendo nada en contra de la vida. En realidad si temes a la muerte, también temerás a la vida. Eso es lo que le ha ocurrido al que pregunta.

Un hombre que teme a la muerte, también temerá a la vida porque la vida conlleva la muerte. Si temes al enemigo y le cierras la puerta, también prohíbes entrar al amigo. Y tú temes tanto al enemigo que cierras la puerta. Pudiera ser que el enemigo entrase, de modo que le cierras la puerta también al amigo. Y estás tan asustado que no abres la puerta ni para el amigo porque, ¿quién sabe?, puede que el amigo resulte ser el enemigo. Que, cuando abras la puerta, también entre el enemigo.

La gente se ha vuelto temerosa de la vida porque teme a la muerte. No viven, porque en las cimas, en las cumbres, la muerte siempre penetra la vida. ¿Has visto cómo ocurre? La mayoría de las mujeres han vivido una vida de frigidez, temiendo al orgasmo, temerosas de esa salvaje explosión de energía. Durante siglos las mujeres han sido frígidas, no han conocido lo que es el orgasmo.

Y la mayoría de los hombres también sufren este miedo; el noventa y nueve por ciento de los hombres sufren de eyaculación precoz. Temen al orgasmo. Tienen tanto miedo que quieren acabar con eso del modo que sea, en alguna forma quieren librarse de ello.

Una y otra vez hacen el amor y surge el miedo. La mujer permanece frígida y el hombre se asusta tanto que no puede seguir en ese estado por más tiempo. El miedo mismo le hace eyacular antes de lo que sería natural, mientras que la mujer permanece rígida, cerrada, conteniéndose. Hoy en día el orgasmo ha desaparecido del mundo debido al miedo. En el orgasmo más profundo, la muerte penetra en ti; te sientes como si te fueras a morir. Si una mujer se sumerge en ese orgasmo empieza a gritar, a gemir, a llorar. Puede que hasta se ponga a gritar, «¡Me muero! ¡No me mates!» Realmente eso es lo que sucede. Si una mujer se sumerge en el orgasmo empieza a emitir susurros, empieza a decir «i Me estoy muriendo! iNo me mates! ¡Párate!» Llega un momento en el orgasmo profundo que el ego no puede existir, que la muerte entra. Pero ésa es la belleza del orgasmo.

La gente se asusta del amor porque también en el amor penetra la muerte. Si dos amantes están sentados el uno junto al otro en una intimidad y en un amor profundo, sin ni siquiera hablar... El hablar es un escape, un escapar del amor. Cuando dos amantes hablan, eso simplemente revela que están evi¬tando la intimidad. Las palabras distancian; sin palabras, las distancias desaparecen. La muerte aparece. En silencio, allí solamente existe la muerte, acechando. Un hermoso fenó¬meno. Pero la gente está tan temerosa que siguen hablando sobre si es o no es necesario, siguen hablando sobre cualquier cosa, de todas las cosas, pero son incapaces de guardar silencio.

Si dos amantes se sientan en silencio, de repente la muerte les rodea. Y cuando dos amantes guardan silencio podrás apreciar cierta felicidad y cierta tristeza también. Felicidad porque la vida está en su culminación y tristeza porque en esa cima la muerte también penetra. Siempre que guardes silencio podrás percibir un cierto grado de tristeza. Incluso mirando una rosa, si guardas silencio, sin decir ni una palabra sobre la rosa, simplemente mirándola, en ese silencio percibirás de repente lo que está ahí: la muerte. Verás a la flor marchitarse; en unos momentos habrá desaparecido, se habrá ido para siempre. ¡Tanta belleza y tan frágil! ¡Tan bella y tan vulnerable! Tanta belleza, un milagro tan enorme y pronto habrá desaparecido para siempre y ya no volverá nunca. De repente te entristeces.

Siempre que medites descubrirás a la muerte a tu alrededor. En el amor, en el orgasmo, en las experiencias estéticas, en la música, al cantar, en la poesía, en el baile. Siempre que, de improviso, desaparezca tu ego, la muerte estará presente.

Déjame decirte una cosa. Temes a la vida porque temes a la muerte y me gustaría enseñarte cómo morir para que perdieras todo el miedo a la muerte. En el instante en que pierdes el miedo a morir, te vuelves capaz de vivir.

No estoy hablando en contra de la vida. ¿Cómo voy a hablar en contra de la vida? ¡Estoy locamente enamorado de la vida! Estoy tan perdidamente enamorado de la vida que debido a esto también me he enamorado de la muerte. Es parte de la vida. Cuando amas la vida totalmente, ¿cómo vas a evitar la muerte? También has de morir. Cuando amas profundamente a una flor, tu amor también se está marchitando. Cuando amas a una mujer profundamente, la amas también cuando envejece y un día amarás su muerte. Es parte, forma parte de la mujer. La vejez no ha surgido desde el exterior, proviene del interior. En la hermosa cara han aparecido arrugas; tú amas también esas arrugas. Son parte de tu mujer. Amas a un hombre y su pelo ha encanecido; tú también amas esos cabellos. No provienen del exterior, no surgen por accidente. La vida se está desplegando. El pelo negro ha desaparecido y las canas han hecho acto de presencia. No las rechaces, ámalas, son también una parte. Luego tu hombre envejece, se vuelve débil; ama también eso. Entonces, un día, el hombre se habrá ido; ama también eso. El amor lo ama todo. El amor no conoce nada más que el amor. Por eso te digo: ama a la muerte. Si eres capaz de amar la muerte, te será muy fácil amar la vida. Si eres capaz de amar incluso a la muerte, no habrá ningún problema.

El problema surge porque el que pregunta debe de haber estado reprimiendo algo, debe de estar asustado de la vida. Y esa represión puede traer funestas consecuencias. Si continúas reprimiendo, reprimiendo, llegará un día en que perderás todo sentido estético. Perderás todo sentido de la belleza, de la gracia, de la divinidad. Entonces la represión misma se convertirá en un estado tan febril que serás capaz de hacer todo eso que es desagradable.

Deja que te cuente una hermosa anécdota. Chinmaya me la ha enviado. ¡Me envía bonitos chistes!

Un marine es enviado a un destacamento de una alejada isla donde no hay mujeres. Solamente hay una gran población de monos. Se sorprende al ver que, sin excepción, todos sus compañeros marines hacen el amor con las monas, y él jura que nunca llegará a esos extremos de lascivia. Ellos le dicen que no se haga el estrecho y mientras los meses van pasando, el marine no puede aguantarse más. Agarra la primera mona que pasa por allí y en el acto es visto por sus compañeros que empiezan a partirse de risa.

Sorprendido, él les dice, «¿De qué os estáis riendo? ¡Siempre me decíáis que lo hiciera!»

Ellos le contestan, «Sí, pero ¿por qué cogiste la más fea?»

Si te reprimes, existe la mayor probabilidad de que elijas la vida más desagradable. La fiebre que tendrás será tanta que no estarás en tus cabales. Estarás casi neurótico. Antes de que la represión alcance niveles excesivos, relájate, fluye con la vida. ¡Es tu vida! No te sientas culpable. Es tu vida para que la vivas y ames y sepas y seas. Y sean cualesquiera los instintos que Dios te ha dado son simples indicaciones de por dónde te haz de mover, de por dónde has de buscar, de dónde has de descubrir tu plenitud.

Sé que esta vida no lo es todo, que hay una vida mayor oculta detrás. Pero está escondida detrás. No podrás descubrir esa vida mayor yendo en contra de esta vida; tendrás que descubrir esa vida mayor complaciéndote sin reparos en esta vida. En el océano hay olas. El océano está oculto tras las olas. Si, viendo la agitación y el caos, escapas de las olas, también estarás escapando del océano y de sus profundidades. Lánzate a ellas; esas olas forman parte de él. Sumérgete en ellas y las olas desaparecerán y entonces aparecerá la profundidad, el silencio absoluto del océano.

Este es mi consejo para el que ha preguntado: has esperado demasiado, ¡ya basta!. Cuando ya está bien, ya está bien.

Dejadme que os cuente una anécdota, una antigua broma italiana.

El asistente personal del Papa estaba sirviendo a Su Santidad el desayuno cuando resbaló y volcó toda la comida por el suelo. «¡Maldición!» gritó mientras se caía".

Su Santidad salió de su habitación y le dijo, «No se puede maldecir aquí. En vez de decir eso dí Ave María».

A la mañana siguiente mientras servía su desayuno a Su Santidad, resbaló de nuevo, tirando todo el almuerzo por el suelo. «¡Maldita sea!» exclamó el pobre hombre.

«No, hijo mio» dijo el Papa. «Ave María».

Al tercer día el asistente estaba temblando de miedo, pero esta vez se acordó. «Ave María», exclamó mientras se caía al suelo con el desayuno.

«¡No!» exclamó el Papa. «¡Maldita sea! Este es mi tercer día sin desayuno. ¡Cuando basta, basta!»

Es tu vida. No hay porqué te pierdas el desayuno cada día. Y dos Ave Marías están bien, pero a la tercera ya es «Maldita sea!»



PREGUNTA 8: Soy un pedrusco en medio de la montaña. Ni esto me atrevo a ver. En vez de ello, sueño.Osho, ¿por qué me hablas de ríos, del océano y del cielo?¿Cómo pudiste darme sanyas?Soy un pedrusco en medio de la montaña.



Todo el mundo es un pedrusco. A menos que llegues a alcanzar tu gloria más interna, serás un pedrusco. Pero no hay nada malo en ser un pedrusco. Un pedrusco no es nada más que Dios profundamente dormido, roncando. Un pedrusco es Dios durmiendo. No hay nada malo en el pedrusco; ha de ser despertado. Por eso te he dado sanyas.

Tú dices, «¿Cómo pudiste darme sanyas?»

Sanyas no es más que un esfuerzo para despertarte, un esfuerzo para sacudirte, un esfuerzo para lanzarte a la consciencia. Sanyas no es más que una alarma.

«Ni esto me atrevo a ver, que soy un pedrusco en medio de la montaña. En su lugar, sueño».

Así es como la roca evita su propio crecimiento, como evita su propio futuro: soñando. El soñar es la barrera. Con el soñar evitamos la realidad, con el soñar evitamos lo real. Es nuestro escape. No tienes otro escape.

Esta es la única ruta de escape: soñar.

Cuando me estás escuchando, también puedes estar soñando. Aquí sentado puedes tener mil y un pensamientos rondándote por tu cabeza. Puedes pensar en el futuro o en el pasado. Puedes estar a favor o en contra de lo que estoy diciendo, puedes argüir, puedes discutir conmigo en tu interior. Pero así me perderás. Aquí yo soy real. Aquí no has de soñar, tan sólo has de estar conmigo y los resultados serán tremendos.

Pero continuamos soñando. La gente es soñadora, y así funcionan. Cuando hacen el amor a una mujer, están soñando. Cuando comen, están soñando. Cuando dan un paseo por la carretera, cuando salen a pasear por la mañana, con el sol saliendo, con el hermoso día, con la gente comenzando el día, con la vida regresando otra vez, están soñando. No miran nada.

Continuamos soñando. El soñar actúa como una visera y nos seguimos perdiendo la realidad.

«Osho ¿por qué me hablas de ríos, del océano y del cielo?»

Porque esas son tus posibilidades. La roca puede volar, a la roca le pueden crecer alas. Yo mismo fui un día una roca. Luego empecé a desarrollar alas. Sé de tus posibilidades; puede que tú no las conozcas. Por eso te hablo de los ríos, del océano y del cielo. La roca puede convertirse en una flor, la roca puede convertirse en un río, la roca puede convertirse en el océano, la roca puede convertirse en el cielo. ¡Tus posibilidades son infinitas! Tus posibilidades son tantas como las posibilidades de Dios. Tú eres multidimensional.

Por eso continuo hablando de los ríos, de los océanos y del cielo un día u otro una gran sed te poseerá, una nueva pasión por lo imposible surgirá y serás capaz de volar en el cielo. Es tuyo, ¡Reclámalo! Solamente pareces una roca. También las rocas parecen que sólo son rocas. Si se esfuerzan un poco, si se sacuden a sí mismas un poco, descubrirán que tienen alas escondidas allí. Encontraras que se les abren infinitas posibilidades, puertas y más puertas.

Pero el soñar actúa como una barrera. El ser una roca no es un problema; el soñar demasiado es el problema. Comienza a abandonar los sueños. Son inútiles, una pérdida de tempo y nada más. Pero la gente sigue soñando y soñando... Poco a poco la gente empieza a pensar que su única vida es el soñar. La vida no es un sueño y el soñar no es la vida. El soñar es evitar la vida.

Deja que te cuente una anécdota.

En su septuagésimo quinto aniversario, Turtletaub acudió presuroso a la consulta de su médico. «Doctor», exclamó, «tengo una cita esta noche con una chica de veintidós años. Me ha de dar algo que me active».

El médico le sonrió amablemente y le dio una receta. Luego, por la noche, lleno de curiosidad, el médico telefoneó a su paciente, «¿Le ayudó la medicina?»

«¡Es maravillosa!», replicó Turtletaub. «¡Ya lo he hecho siete veces!» .

«iFantástico!" le dijo el doctor, «¿Y qué hay de la chica?»

«¿De la chica?», dijo Turtletaub, «¡Si aún no ha llegado!»

No sigas soñando; si no, te perderás la chica. Te perderás la vida. Deja de soñar, mira lo que es esto. Y está delante de ti, está a tu alrededor, está dentro y está afuera. Dios es la única presencia si no estás soñando. Si sueñas, entonces tus sueños ocupan tu espacio interior. Se convierten en los obstáculos para que Dios entre en ti. A este soñar lo llamamos maya. Maya significa un show mágico, un show de fantasía. Cuando no estás soñando, cuando estás en un estado sin sueños, la realidad te es revelada.

La realidad ya está ahí, no has de conseguida. Solamente has de hacer una cosa: has de dejar de lado tus sueños. Y ya no serás más una roca; podrás volar conmigo a los confines del cielo.

Acepta mi invitación, acepta mi reto. Eso es de lo que trata el sanyas.